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viernes, 20 de noviembre de 2015

RUNNERS NOCTURNOS

 
 
HOLA, LA SIGUIENTE HISTORIA ES PURA FICCIÓN, LOS PERSONAJES SON INVENTADOS ASÍ COMO LA HISTORIA, TODO ES PROPIEDAD Y RESPONSABILIDAD DE LA MENTE DE ESTE SERVIDOR. TRATANDO DE AMARRAR REALIDAD CON EVENTOS QUE NO EXISTEN O EXISTIERON, PERO QUE NO SE SI EXISTIRÁN. LOS 10K NOCTURNOS SI EXISTEN.

 
 
La primera vez que anunciaron una carrera nocturna en la ciudad capital, fue un hechizo para los corredores de corazón que por primera vez tendrían la oportunidad de participar en una competencia de carrera de diez kilómetros de distancia, la cual recorrería todo el casco urbano de la ciudad capital. Recorriendo las calles principales; saliendo de la calle frente del edificio de la  Municipalidad de Guatemala, enfilando sobre la séptima avenida de la zona uno, tomando el retorno frente al Palacio Nacional de Guatemala y tomando así la sexta avenida o ahora conocido como Paseo de la Sexta en la zona uno, así pasar la frontera entre la sexta avenida zona uno para pasar a sexta avenida de la zona cuatro, y así nuevamente pasar de la sexta avenida de la zona cuatro a la sexta avenida zona nueve, y luego buscar el retorno sobre la trece calle hacia la reforma, para tomar el,rumbo de regreso y finalizar los Díez kilómetros frente a las instalaciones del edificio municipal.

Ese tema de las zonas que podría volverse algo confuso para los no habitantes de la ciudad de Guatemala, obedece a que durante los inicios de la Nueva Guatemala de la Asunción, denominaron Zona Uno, a la parte céntrica de la ciudad, partiendo como punto cero el parque central. Luego se fueron creando esas “zonas” según fue expandiéndose la ciudad, es por ello que está famosa Sexta avenida atraviesa en línea recta las ciudad desde la zona dos hacia la zona nueve frente al Reloj De Flores.

La cosa es que durante el recorrido de esta competencia, se iluminan, durante el recorrido, los  monumentos o lugares de relevancia histórica o emblemáticos de la ciudad capital de Guatemala. Haciendo así un recorrido que año con año atrae a miles de corredores; algunos que se logran inscribir y otros que ante la limitante de números, se anima a correrla sin la oportunidad de recibir la codiciada medalla de participación.
 
Cada año, Arturo logra inscribirse y así lograr número para participar en esta competencia. Siempre se presenta hora y media antes de la competencia para conseguir un puesto de parqueo en una torre financiera cercana a la municipalidad, en donde realiza sus ejercicios de calentamiento para estar preparado físicamente al inicio de la competencia.

Es tradicional que muchas personas, en esos eventos es cuando se logran ver y saludar personalmente; aquellos comentarios que se escuchan: “puches vos, solo cuando hay carrera nos vemos” o bien, “solo acá nos encontramos”... Entre otros.

Eso le pasaba a Arturo, quien por su ritmo de vida profesional, tenía limitaciones para tener vida social activa, y precisamente estos eventos era en donde establecía contacto con amistades o conocidos.

Cada año, Arturo, coincidía con varios estos amigos y conocidos, pero cuando dio inicio esta competencia, conoció en el parqueo del sótano de esta torre financiera a Daniel, con el cual hicieron “click” ya que ambos eran adictos a las carreras. Para ellos era un sentimiento especial la carrera de diez kilómetros nocturna, les emocionaba recorrer las arterias capitalinas ante el calor de los aplausos y el ambiente tan acogedor que está competencia brindaba.

Normalmente se  encontraban en el parqueo y al final de la competencia en las instalaciones de la municipalidad, donde siempre había música, alegría, fotografías y todo un ambiente de alegría, hermandad y amistad entre los competidores.

Daniel decía que prefería correr sin número, ya que al parecer no le gustaba pagar y solo correr por amor al deporte. Todos los años corría siempre con una playera sin mangas de color rojo y verde. Arturo por educación nunca le preguntó del por qué cada año siempre usaba la misma prenda. Pero como si Daniel le leyera la mente, en la carrera del año 2014, le comentó sin querer queriendo, que esa playera la utilizaba en memoria de su padre que había fallecido años atrás de un infarto luego de un entreno para competir en una maratón internacional. Es por ello que en cada competencia en la que participaba, siempre usaba la última prenda que su padre había utilizado, esto para honrar su memoria.

Durante el recorrido era la primera vez que ambos llevaban el mismo ritmo y se fueron juntos los diez kilómetros del trayecto. Ingresaron juntos a la meta y Daniel le brindó un fuerte abrazo y se prometieron volver a verse el próximo año, como siempre lo hacían; rieron, bromearon y se molestaban en referencia a que solamente para esta carrera se miraban.

Llego el evento del siguiente año (2015), y nuevamente Arturo, con el ritual anual; llegó al parqueo de la entidad financiera hora y media antes de la competencia para poder realizar los ejercicios de calentamiento antes de la carrera.

Justo luego de la entonación del himno de Guatemala, el alcalde de la ciudad, antes de dar el banderazo de salida, dedicó un minuto para honrar a dos grandes corredores que habían sido grandes atletas y que pusieron en alto el atletismo del país y a quienes dedicaba la carrera.

En la pantalla gigante que utilizaban para transmitir el cronómetro de cuenta regresiva, aparecieron dos fotografías. La primera, la de un gran atleta que durante un entrenamiento previo a una maratón había sufrido un paro cardiaco y había fallecido; luego la otra fotografía, la del hijo, quien durante una competencias, sufrió de un desvanecimiento por insolación y deshidratación, había fallecido hace diez años, y este personaje era Daniel.

Arturo, mudo y desencajado, logró divisar a los familiares a quienes les estaban entregando los reconocimientos y las honras. Les pregunto respecto a la vida de Daniel, y los familiares, sin prestar asombro, le comentaron que Daniel era un corredor que nunca pudo hacer un compañero de carreras, y que su sueño siempre fue el de encontrar a alguien que terminara una competencia con él.

Luego de la conversación, Arturo se retiró incrédulo, pensando y concluyendo que ayudó a un alma del más allá a cumplir su sueño y recordó ese último abrazo que se dieron en la carrera del año anterior.
 

















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